Adrián González se dio el pasado sábado de bruces con la realidad. “Es la prueba más dura que he hecho en toda mi carrera”. El fondista catalán, subcampeón de España de 10km, nadó en Setubal la tercera prueba de la Copa del Mundo de aguas abiertas. Acabó fundido. “Nunca había sufrido tanto. El agua estaba helada, a 17º, muchas olas, golpes, corrientes, un ritmo muy alto de carrera…”. González, de 24 años, se jugaba su pase al Europeo de Berlín. El nadador del Mataró aguantó el ritmo de la cabeza hasta la quinta vuelta. “Incluso llegué a nadar entre los 10 primeros un rato”, cuenta, “pero en un avituallamiento el grupo se cortó y Héctor Ruiz y yo nos quedamos rezagados”. A partir de ahí llegó el calvario. “En la última vuelta entré en hipotermia, pensé que me iba a desmayar y tuve que ir parándome haciendo braza y espalda para no desfallecer. En ese momento mi cuerpo ya no respondía y llegué como pude a meta. Se me pasó por la cabeza abandonar, pero por orgullo y por como soy no lo hice”.
La dureza de la prueba se reflejó en los resultados de los españoles. Antonio Arroyo tuvo que abandonar congelado. El campeón de España Héctor Ruiz acabó 29º a casi ocho minutos del ganador. “Aun pasándolo mal”, asegura González, “lo luché y disfruté hasta el final. Creo que las condiciones de la prueba unidas a mi inexperiencia internacional y a mi estado de salud durante los últimos días no acompañaron”. El portugués Hugo Ribeiro, quien finalizó 20º, dio fe de la dureza de la carrera: “Ha sido muy dura, con mucho contacto físico. Un buen test para el Europeo de Berlín”. El propio director técnico de la federación portuguesa, José Manuel Borges, destacó las difíciles condiciones: “La exigencia competitiva se ha incrementado debido a la temperatura del agua y al resto de factores”.
España participó con seis nadadores, tres chicas y otros tantos chicos. El mejor resultados fue el de Margarita Domínguez, undécima a 1m 38s de la ganadora, la brasileña Ana Marcela Cunha.
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